22/8/13

"Cena Familiar"

Natalia estaba tranquila. Tratando de descifrar lo que rondaba en el pensamiento de sus receptores. Concentrada decía cada palabra, con voz firme y pausada, lo que para ella era tan importante decir que no podía esperar otro momento que no fuese la hora de la cena. Quizás quería ahorrase la fatiga de decírselo a cada miembro de la familia por separado, no lo sé. Pero ahí estaba ella, mostrando seguridad y llevándose todas las miradas, preparando su respuesta ante alguna pregunta inesperada que saliera a la luz. Pero sin duda lo que Natalia más esperaba era alguna reacción afectiva por parte de sus familiares, como respuesta a su tan oculta confesión. La madre de Natalia se había enterado todo hacía unos días, pero jamás imaginó que tal fecha lo utilizaría para contarles a sus familiares, mientras cenaban tranquilamente, lo que había sucedido. Sí. Su hija estaba embarazada y el niño que tenía en su vientre fue producto del amor de pareja. Un romance juvenil, pero sincero. Como es de esperarse, luego de unos segundos de total silencio, uno a uno se fueron levantando de sus asientos para acercase a ella y darle un abrazo acompañado de algunas palabras como gesto de cordialidad. Estoy seguro que nadie se puso de acuerdo. Los mayores de esa noche no ocultaban el deseo de mostrarle su punto de vista y a la vez aconsejarle a ella por ser madre siendo aún tan joven. No tan menor como para no ser madre, pero sí más joven que el promedio de las madres primerizas. Los jóvenes, más que preocuparse por ella, estaban preocupados de ser ellos los siguientes en la lista de padres a temprana edad. Los más pequeños de esa noche no encontraban motivo para preocuparse. Ellos estaban felices. No dejaban de sonreír. Por sus rostros indescriptibles y sus miradas perdidas, puedo apostar que imaginaban al niño jugando con ellos. La noche terminó tranquila. Otro evento se robó la atención en esa cena familiar. Pero esa es otra historia. Mi petición de hoy es que ese niño, que ya está en brazos de su madre, crezca sano y salvo, rodeado de muchas alegrías. Que en el camino se encuentre con personas buenas y que quiera mucho a sus padres que, estoy seguro le darán toda la educación, todo su tiempo, su apoyo y sobre todo, el amor inagotable e inalcanzable que puedan tener para su hijo, mi sobrino. Te lo pido Señor, de todo corazón. Amén.

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