-No me convence. -¡Pero si suena
bien! -Mejor que se llame Oscar Manuel. -Pero ¿por qué no te gusta Oscar Jesús?
-No lo sé. Oscar Manuel suena mejor. Además ya escogiste el primer nombre.
-Pero queríamos que llevara mi nombre. -Sí pero fue tu idea. -Pero si lo
elegimos los dos. -Bueno, ya hablaremos de eso luego. Ahora preocúpate por
lavar las telas para el pañal de tu hijo. Mira que para mañana no va a tener.
-Está bien, pero no sé
que le darás de comer al bebé para que deje así los pañales. Por cierto ¿eso no
lo tiene que hacer la empleada? -Amor, hoy es domingo. Y sabes bien que ella no
trabaja los domingos. -Sí, verdad. ¿Y por qué no los lavó ayer? - Acuérdate que
ayer se fue temprano porque estaba enferma. Tú mismo le diste el día libre.
-¡Cierto! No me acordaba. Está bien. Más tarde me pongo lavar. -Gracias amor.
Ojalá Osquitar no salga olvidadizo como tú. Sino mucho va a padecer. Ya me lo
imagino en el colegio. Olvidándose su lonchera. -Tranquila. Con tal que nuestro
hijo salga arquitecto como su padre, todo estará bien. -¿Sigues con eso? Él
elegirá la carrera que más le guste. Pero eso sí. Que no me venga a salir que
quiere ser cantante, actor o escritor. Eso es para faranduleros. -Pero ¿si es
futbolista y juega para el José Gálvez? ¿Te imaginas que nuestro hijo se
convierta en una estrella de fútbol y juegue para la selección? -Tú siempre con
tus ocurrencias. Solo deseo que nuestro hijo sea feliz. -Y así va hacer. Mira
como sonríe. Parece como si nos escuchara. -Se parece a ti. De grande será tu
fotocopia. -¿Tú crees? Yo lo dudo porque yo no era tan cabezón. Míralo.
Tremenda mitra que se mandó. -No le digas eso. -¿Cómo lo llama su tío?
-Cocoliso. -Jajaja igualito. -Amor, los pañales por favor.
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