En un día de abril, hace
más de cuarenta años, nació en Puerto Rico un niño llamado Luismi. Su padre era
un conocido cantante español y su madre
una actriz italiana. A su corta edad, Luismi, mostraba aptitud para el canto. Fue
así que su padre, cuya carrera artística estaba en decadencia, apostó todo por
su hijo, llevándolo a canales de televisión para que cante en vivo. El niño,
que apenas tenía once años, para que se sintiera más a gusto en sus
presentaciones en televisión, era acompañado de su padre quien, tocando la
guitarra en dichas actuaciones, visualizaba la gloriosa firma que iba a plasmar
en el contrato que, según él, estaba por llegar en cualquier momento. Y así
fue. Un año después, firmaría el tan esperado contrato con una prestigiosa compañía
disquera. Pero no todo fue alegría para este joven artista. Pues, a pesar de
ser tan famoso y adinerado, tuvo que lidiar con una dura batalla. Su madre, por
razones aún descocidas, sale de su casa, como cualquier día, con la promesa de volver
pronto. Y nunca volvió. Hasta el sol de hoy, Luismi, no encuentra respuesta de
donde podrá estar su madre. Así que ya saben. Si la encuentran, favor avisar.
Broma. Lástima por él. Nadie desea pasar por esto. En fin. Sin madre y siendo
niño aún, nuestro personaje de los viernes de historia, tuvo que
acostumbrarse a vivir con esta severa
angustia. Pero esto no detuvo a Luismi. Él continuó trabajando año tras año y,
ahora, es un artista ícono en Latinoamérica que, por los tantos premios
obtenidos y muchos años de trayectoria, aún tiene fieles seguidores. Aquellos
que lo verán, en un nuevo concierto, en un par de meses.
No hay comentarios:
Publicar un comentario