30/9/13

"Skipper: Parte I"

El perro es el mejor amigo del hombre. Yo no lo creía. Cuando era niño tenía tantos amigos que era imposible sustituirlos por una mascota, aquella que jamás pronunciaría palabra alguna y por ende, a mi parecer, la diversión no sería la misma. Otra frase muy usada es que los amigos se cuentan con los dedos de una mano. Yo nombraba a mis amigos uno a uno y me faltaban dedos para cubrir el número de amigos que tenía en mi haber. Pero el tiempo pasó y, hoy en día que entiendo con mayor claridad las cosas, ahora sé porque hablan tan bien de los perros. La historia comienza días antes de mudamos a la gran ciudad. Mis hermanos, siendo niños estudiantes de primaria, querían con ansias un perrito. No voy a mentir que también quería como mascota un perro; así que, con el impulso de nuestros padres y la actitud que todo infante posee de emprender algo sin percatarse del resultado, comenzamos a ahorrar. Mis padres siempre han sido unos genios, pues que mejor forma de inculcar el sentido del ahorro, a sus hijos, comprándoles una alcancía en forma de chanchito. Parecía una tarea difícil llenar esa alcancía con solamente monedas pero, si queríamos tener a Skipper, debíamos de cumplir con ahorrar hasta llenar esa alcancía de singular aspecto. La misión era cumplir con el cometido lo más pronto como fuese posible, cuidando que las monedas introducidas sean de valor considerable. Ahí mi mamá nos ayudaba, pues le entregábamos algunas monedas por un billete. Para el tiempo que el chanchito ya no podía tragarse más monedas ni siquiera billetes enrrollados, tuvo mi papá el atrevimiento de romper aquella simpática alcancía. Mis hermanos y yo, sentimos lástima por aquel chanchito que nos acompañó algunos meses y que, al igual que nosotros, compartió la misma fuerza de optimismo e ilusión que se apoderó en nuestra casa. Pero a la vez, estábamos seguros que el sueño de tener un perrito se haría realidad muy pronto.

No hay comentarios:

Publicar un comentario